Libro muy recomendado de Chimamanda Ngozi Adichie, tiene su versión en conferencia, y con una lectura más amplia de la que encontramos en sus páginas porque nos permite tratar de temas presentes en nuestra sociedad así como la prolongación en otros temas que pueden surgir a partir de las propuestas iniciales, tanto en el cuestionamiento individual como en el diálogo social.
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El formato del libro es una correspondencia que entabla nuestra autora con una amiga sobre la educación de su hija y una visión más igualitaria entre ambos sexos. En total quince cartas, que quieren transmitir unos valores para la educación de las hijas, centrados tanto en el comportamiento como la educación que transmiten las madres y las figuras familiares femeninas.
Muchos de los ejemplos y de los valores que se quieren transmitir, focalizados en la figura femenina, creo que se deben de aplicar a la enseñanza también de los niños, ya que son valores que permiten tener una visión más amplia y que refuerzan la actitud que debe tener una sociedad que quiera ser igualitaria. Estoy de acuerdo que es necesario la implantación urgente en la valoración que tienen las mujeres sobre su propia identidad pero el trabajo en grupo facilitaría muchos más las enseñanzas a nivel social, asentando una visión necesaria en ambos géneros, dando lugar a una complicidad en los valores compartidos como individuos; si se analizan cada una de las cartas, con lo temas a los que están dedicados, se comprenderá mejor mi proposición.
Se puede decir que cada uno de los planteamientos están vertebrados por tres elementos que marcan el sentido que se quiere transmitir y que facilita la definición de conceptos que marcan cada uno de las propuestas. Existe una primera responsabilidad de la persona que tiene que educar, tanto en la forma como en el ejemplo. Después existe un concepto principal que hay que redefinir para conseguir encontrar un nuevo paradigma, que se consigue con la revisión del tercer concepto, que genera la duda y el diálogo para una mayor expansión del término.
En el primer campo encontramos los siguientes verbos: ser, hacer, enseñar, cuidar, hablar, dar, atender. Son acciones que transmiten la responsabilidad que recae sobre la figura materna en este caso, aunque valdría para ambos progenitores, tanto en la educación que transmite como en el ejemplo que realiza en sus actos, actos que muchas veces sirven para seguir perpetuando los mismos condicionantes y la base misma de la cultura que se quiere modificar; se consigue no solo en la educación de la hija sino también la responsabilidad de la transmisión que realiza la madre, haciéndola consciente de todos aquellos comportamientos que conlleven la transmisión de una educación que no tiene en cuenta a la mujer.
En el segundo campo nos encontramos con conceptos claves que definen entidades y pautas: persona, unidos, roles de género, igualdad femenina, libros, lenguaje, matrimonio, obligación, identidad, apariencia, cultura, sexo, opresión, normalidad. Son sustantivos que generan el debate sobre la igualdad entre hombres y mujeres y también como construcciones de la persona de manera individual, lo que permite generar una edificación de la persona de forma más amplia y enfocada a las necesidades individuales.
Por último, el tercer campo entra dentro de los adjetivos y los condicionantes que modifican la estanquidad del campo anterior: plena, juntos, condicional, amor, cuestionar, logro, rechazo, sentido, conocimiento, dignidad, diferencia. Aquí nos encontramos con la duda que genera ciertos planteamientos tradicionales, mantenidos tanto por la cultura como por la sociedad que no permite una dignidad de la persona y de su individualidad como debería favorecer otro tipo de sociedad ideal.
Fuente: The Africa Report
De esta manera tan sencilla, y contraponiendo términos que parecen lejanos en la misma oración pero que unidos transmiten una mayor fuerza que forma individual, permite plantearse cómo estamos condicionados por la historia, la tradición, la sociedad y la educación, no permitiendo la evolución de la persona y manteen la dignidad de ser humano.
Teniendo todo esto en cuenta, creo que todas las enseñanzas son muy valiosas y permiten replantearse comportamientos que damos por sentado y que deberían de estar siempre sembrados de dudas. Recalcar de nuevo, la importancia que esta visión no solo se materialice en las niñas sino que alcance también la educación de los niños, tanto por su valor para apreciar al género opuesto como por la necesidad para desarrollarse como persona, asentada en la dignidad personal lo primero y que tiene su reflejo en la dignidad de los otros como seres humanos y parejos en derechos.
Para finalizar, creo que sería muy adecuado una lectura conjunta y con un posterior diálogo entre las madres y sus hijas acerca de cada uno de los temas que son tratados en cada una de las misivas, de esta manera se tendría en cuenta la importancia de la educación y el ejemplo que están transmitiendo las madres como la posición o el conocimiento que tienen las hijas sobre cada uno de los temas. De esta manera, se obtendría una visión más completa y en conjunto que permitiría evitar transmisiones y mensajes equivocados que están presentes en la sociedad y que el individuo asume como propios sin dudar y sin plantearse su origen o su fundamento; porque como podemos comprobar continuamente el peso de la historia, la tradición y la imposición social son muy fuertes y, muchas veces, de manera encubierta.
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