El autor, Jean-Paul Dubois, utiliza la estructura para que el lector llegue a la historia; la narración, lo realmente importante, por encima del adorno literario. Esta estructura, bien construida y que facilita la lectura, se mantiene a lo largo de todas las páginas y nos transporta por el tiempo, presente y pasado se unen en las páginas, de una manera muy sencilla y sin cometer errores; novela corta pero a la vez extensa en el tiempo, somos observadores de una vida entera.
Fuente: AdN
Al comenzar la novela nos encontramos con una pregunta inicial, por qué el protagonista está en la cárcel, nuestro desconocimiento alimenta nuestra curiosidad y nuestra paciencia para seguir avanzando por las hojas. La respuesta la encontraremos antes de llegar al final, un desarrollo que nos permite entender, que no es justificar, a nuestro personaje: los acontecimientos que ocurren nos permiten ver cuáles han sido los motivos y las repercusiones que han posibilitado que el protagonista se encuentra en la situación actual.
Las principales características que nos encontramos son las siguientes: un narrador/protagonista en primera persona, esto permite una cercanía y una transmisión de la información muy cercana, información que siempre hay que poner en cuarentena, la subjetividad marca el punto de vista de toda la narración; los capítulos son cortos, intervienen las dos líneas temporales y están enmarcados en temas concretos, avanzados por el título; personajes principales que están definidos y que conocemos siempre desde la perspectiva del narrador y a través de las acciones, en ningún momento son juzgados y todo queda a la interpretación del lector.
Como primer punto, el narrador se nos presenta como protagonista de la historia, en una situación muy concreta pero que nosotros los lectores desconocemos, él se encargará de ir revelando los datos necesarios para comprender cómo ha llegado al punto desde el que parte la novela. Este personaje es un ser pasivo la mayoría del tiempo, acorde con las necesidades y la imposiciones sociales —el doble juego de una persona inocente y que respeta las normas y que termina en la cárcel por cometer un delito que desconocemos—, pero en cierto momento de la historia, el cambio de actitud de pasivo a activo provoca que la situación anodina que vive normalmente se trastoque y cometa la acción que marca la historia con los resultados ya conocidos.
Otro punto que aprovecha el autor para su interés es la realización de capítulos cortos, muy concretos y que trata de temas que son necesarios para el desarrollo de la acción pero de una manera muy precisa, los temas siempre aportan la información necesaria para el momento narrado como para la posterior incorporación a la historia en su totalidad: las acciones y repercusiones de cada situación añade un valor a la narración en su totalidad. La vida del protagonista avanza en compañía de los otros personajes con escenas que marcan el devenir y el comportamiento del narrador.
Aunque en un principio tenemos un personaje bien construido, el protagonista, los otros personajes principales aportan información y permiten el desarrollo de este. Dentro de estos nos encontramos con: el compañero de celda, Patrick Horton, delincuente común y con un comportamiento contrario al narrador; Anne Margarit, la madre, con un proceder distinto al padre —el matrimonio le permite al autor aportar dos puntos de vista sobre la vida y una amplitud en las repercusiones en la vida del narrador—; Johanes Hansen, padre del protagonista, que le permite el movimiento del país y la posibilidad de conocer otro tipo de vida; Winona Mapachee, pareja de nuestro personaje, marca un antes y un después tanta en el comportamiento como en la historia; Nouk, una perra que aporta la compañía en los momentos oportunos, con un comportamiento y un diálogo imaginario, además de formar parte de la acción que marca la parte final de la obra. Estos tres últimos personajes aparecen como ilusiones o fantasmas para el narrador en ciertos momentos, nos permite entrever una cercanía y una necesidad del protagonista con ellos en todo momento.
Además de estos personajes principales, se encuentran los secundarios, secundarios que el escritor también utiliza de forma correcta y necesaria para las situaciones que se van planteando en la sucesión de los capítulos, su justificación está basada en la necesidad del desarrollo narrativo.
Nos encontramos con una novela ágil, que está bien construida y que nos permite ver el desarrollo de una historia, una historia circular que atraviesa una vida con todas las ramificaciones que conlleva. Un buen trabajo de Jean-Paul Dubois, tanto en la temática, en la construcción y desarrollo de la trama y de los personajes, en la inclusión de todas las historias anexas y en la sencillez del lenguaje —siempre exigido por el propio personaje–, consigue que el lector quiera seguir leyendo, comprender al protagonista y realizar reflexiones sobre los distintos temas que aparecen en la obra. Toda una recomendación de lectura.
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