Cuando uno piensa en escribir cree que la única opción es la escritura de libros pero también hay que tener en cuenta todos aquellos campos donde actúa la narrativa: películas, documentales, videojuegos, publicidad, webs, etc. y a partir de ahí, nos tenemos que fijar en las características de cada medio, ya que dependiendo del medio que elijamos o del formato que mejor se adecue a nuestras características, deberemos emplear distintas herramientas y tener en cuenta sus límites.
Fuente: El Diario de Yucatán
Quizás pensemos que nuestro medio ideal es la literatura, pero según avancemos en nuestra creación narrativa podríamos descubrir que nuestra narración podría estar también dentro de los cánones de otras artes, es entonces cuando tendremos que decidir cuál es y en cuál nos sentimos más a gusto o más fuertes; y, por supuesto, disfrutamos más.
Lo que siempre hay que tener en cuenta es que la narrativa como tal tiene unas características que se cumplen en todas las ramas y en todas las artes que la utilizan, que existen unos elementos que son comunes y que se pueden emplear como pilares para ayudarnos a desarrollar la historia.
Para mí, los elementos principales son aquellos en los que he divido la información mostrada en el blog bajo el nombre de componentes narrativos:
- Creación narrativa
- Narradores y puntos de vista
- Estructura y trama
- Personajes
- Espacio y tiempo
- Lenguaje y estilo
- Diálogos
- Género y tema
- Autor y contexto
Todos estos puntos son interesantes ya que nos permite conocer cómo la interrelación de todos ellos nos permite crear una narrativa redonda, más allá de la simple historia, permite que el receptor se adentre dentro del mundo que creamos y necesite saber cómo acabará la narración.
Fuente: Espaciolibros.com
Empezamos por lo más sencillo, aquello que rodea la narrativa: hay un autor que quiere contar algo, un tema, a un receptor, que quiere conocer una historia, para ello el autor utiliza un género determinado que le ayuda a desarrollar la historia. Esta historia desarrolla una trama, una secuencia de acontecimientos, que le permite al autor que su historia transmita su idea. Utiliza una estructura determinada y elegida para que sea más verosímil y emplea un narrador que nos cuenta la historia. Este narrador puede ser un personaje que participa en la historia o un ente que está fuera, en ambos casos ya tenemos un punto de vista dentro de la narración, punto de vista que hay veces que coincide con la visión del autor pero que en la mayoría de ocasiones es independiente —no porque el personaje sea un asesino significa que el autor también lo es, y como en este ejemplo existen multitud de ocasiones que nos encontramos con esta condición. Hay veces que no existen personajes, personajes como seres que participan en la historia, en este caso quizás sea el propio narrador quien asuma ese papel; pero es muy extraño que no exista personajes en una narrativa. Estos personajes se moverán en espacios, durante un tiempo definido y establecerán, lo más seguro, diálogos para que exista interrelación entre ellos y nos permita que los conozcamos como sucede en la vida real, porque siempre lo que hay que tener en cuenta es que buscamos la verosimilitud, que no significa que la narrativa cuente historias reales o hechos ocurridos —que lo puede realizar—, sino que el receptor se las crea por muy disparatadas que puedan ser y permanezca dentro de la historia, pueden existir monstruos, seres fantásticos, marcianos, que vivan en planetas desconocidos o bajo tierra, y tantos y tantos ejemplos que no son reales pero que sí mantienen esa verosimilitud durante toda la historia.
Antes de empezar a narrar debemos tener en cuenta todos estos elementos, donde residen sus fortalezas narrativas y cuáles son sus debilidades para corregirlas o eliminarlas, todo para conseguir que nuestro mensaje llegue a nuestro público no solo de la mejor manera sino como nosotros, como autores, queremos que llegue.
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