En Las partículas elementales toma forma definitiva el ataque frontal contra los protagonistas del 68, muchos de los cuales dominan hoy, desde todos los poderes -político, económico, periodístico- el destino de Francia. La novela narra el improbable nudo que unirá los destinos de dos hermanastros: Michel, prestigioso investigador en biología, especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y sólo pasea para ir hasta el supermercado; y Bruno, también cuarentón, profesor de literatura, obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino, racista, un virtuoso del resentimiento. Encarnación consumada, en fin, de una sociedad en que la velocidad del placer no deja tiempo al nacimiento del deseo. Ambos han sido abandonados por una madre que prefirió una comunidad hippie en California a cualquier otro empeño.
El humor de Houellebecq está más cerca de la risa desesperada que del fugacísimo regocijo del chiste. La novela, ambientada en el estricto presente, sucede como si las más pesadillescas parábolas de Kafka ya se hubieran hecho realidad, sin que nadie se haya dado cuenta.
Fuente: Anagrama Editorial
Las partículas elementales
Traducción: Encarna Gómez Castejón
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Fuente: Anagrama Editorial
Michel Houellebecq (1958) es poeta, ensayista y novelista, «la primera star literaria desde Sartre», según se escribió en Le Nouvel Observateur. Su primera novela, Ampliación del campo de batalla (1994), ganó el Premio Flore y fue muy bien recibida por la crítica española. En mayo de 1998 recibió el Premio Nacional de las Letras, otorgado por el Ministerio de Cultura francés. Su segunda novela, Las partículas elementales (Premio Novembre, Premio de los lectores de Les Inrockuptibles y mejor libro del año según la revista Lire), fue muy celebrada y polémica, igual que Plataforma. Houellebecq obtuvo el Premio Goncourt con El mapa y el territorio, que se tradujo en treinta y seis países, abordó el espinoso tema de la islamización de la sociedad europea en Sumisión y ha vuelto a levantar ampollas con Serotonina. Las seis novelas han sido publicadas por Anagrama, al igual que Lanzarote, El mundo como supermercado, Enemigos públicos (conversaciones con Bernard-Henri Lévy), Intervenciones, En presencia de Schopenhauer y los libros de poemas Sobrevivir, El sentido de la lucha, La búsqueda de la felicidad y Renacimiento, reunidos en el tomo Poesía, y el volumen posterior Configuración de la última orilla. Houellebecq ha sido galardonado también con el prestigioso Premio IMPAC (2002), el Schopenhauer (2004) y, en España, el Leteo (2005).
Michel Houellebecq pasó del total anonimato al centro de debate público cuando, en 1994, su novela Ampliación del campo de batalla se convirtió en uno de los libros más vendidos del año gracias, simplemente, al boca a boca. Los no pocos enemigos que sembró entonces su humor sombrío, su implacable mal genio, esperaban en silencio su rápido declive. Houellebecq, una vez más, les sacó la lengua: Las partículas elementales fue el máximo fenómeno editorial francés de 1998, y la crítica se deshizo en elogios para este nuevo Aldous Huxley -el de Un mundo feliz- o para esta nueva versión de La montaña mágica de Thomas Mann, autores con los que fue comparado. La clave acaso hay que buscarla en uno de los poemas que Houellebecq publicó cuando aún no era nadie: «Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte (...) Hablad de la muerte y del olvido (...) Sed abyectos: seréis verdaderos.»
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