Última novela del autor, encuadrada dentro del grupo de novelas autobiográficas junto a La invención de la soledad y A salto de mata: crónica de un fracaso precoz. Es un texto lleno de fragmentos, como si fuera un diario personal donde quedan mezclados los recuerdos y que solo permanecen unidos por el protagonista, el propio autor, que los narra, o mejor dicho, rememora desde su invierno metafórico; la última estación de su vida.
En esta obra podemos encontrar las características que definen la narrativa del autor en su vertiente autobiográfica: facilidad para narrar hechos de su vida; continuas referencias a sentimientos y pensamientos propios enlazados con las historias que narra; empatía con el lector, implicándolo en la narración que escucha y que genera intimidad (lo consigue gracias a la utilización de la segunda persona vocativa como forma narrativa); exposición de valores particulares que se convierten en universales cuando los comparte con el lector; y demás recursos que tan bien utiliza Paul Auster.
Su principal tema en la narración es el paso del tiempo, tiempo que se acorta según pasan los años. Con una visión pesimista que acaba con pequeños rayos de esperanza. Narra en las páginas sus cavilaciones sobre el paso del tiempo, sobre los muertos, sobre los achaques del cuerpo, la melancolía del mundo que se fue y que revive en sus recuerdos, la década que duro su crisis creativa, sus mujeres, sus casas.
Es un libro estupendo, de fácil lectura, que poco a poco nos va llevando dentro de la vida del protagonista, el propio Paul Auster. El lenguaje que utiliza es sencillo y parece que fuera susurrado durante una noche, en una velada privada con el autor, que nos narra con sencillez e intimidad parte de su vida. Para los que no hayan leído nada del Paul Auster es una buena manera de comenzar, de sentirse enganchado a su narrativa y de buscar un nuevo libro para seguir escuchando la voz de este estupendo autor. Para los que le conocíamos, es la vuelta de un gran escritor con algunas historias ya conocidas, aquel que nos demostró que con un lenguaje sencillo y transparente se puede decir muchas verdades. Animo a todos que disfruten con esta lectura.
Puedes encontrar más críticas en los siguientes enlaces:
CRÍTICA: “Viaje al paraíso de la memoria” por Javier Aparicio Maydeu
CRÍTICA: “Que el invierno le bendiga, señor Auster” por Carlos Boyero
En esta obra podemos encontrar las características que definen la narrativa del autor en su vertiente autobiográfica: facilidad para narrar hechos de su vida; continuas referencias a sentimientos y pensamientos propios enlazados con las historias que narra; empatía con el lector, implicándolo en la narración que escucha y que genera intimidad (lo consigue gracias a la utilización de la segunda persona vocativa como forma narrativa); exposición de valores particulares que se convierten en universales cuando los comparte con el lector; y demás recursos que tan bien utiliza Paul Auster.
«En el mundo de la memoria todo es simultáneo» PAUL AUSTER
Su principal tema en la narración es el paso del tiempo, tiempo que se acorta según pasan los años. Con una visión pesimista que acaba con pequeños rayos de esperanza. Narra en las páginas sus cavilaciones sobre el paso del tiempo, sobre los muertos, sobre los achaques del cuerpo, la melancolía del mundo que se fue y que revive en sus recuerdos, la década que duro su crisis creativa, sus mujeres, sus casas.
«¿Cuántas mañanas quedan?» PAUL AUSTER
Es un libro estupendo, de fácil lectura, que poco a poco nos va llevando dentro de la vida del protagonista, el propio Paul Auster. El lenguaje que utiliza es sencillo y parece que fuera susurrado durante una noche, en una velada privada con el autor, que nos narra con sencillez e intimidad parte de su vida. Para los que no hayan leído nada del Paul Auster es una buena manera de comenzar, de sentirse enganchado a su narrativa y de buscar un nuevo libro para seguir escuchando la voz de este estupendo autor. Para los que le conocíamos, es la vuelta de un gran escritor con algunas historias ya conocidas, aquel que nos demostró que con un lenguaje sencillo y transparente se puede decir muchas verdades. Animo a todos que disfruten con esta lectura.
Puedes encontrar más críticas en los siguientes enlaces:
CRÍTICA: “Viaje al paraíso de la memoria” por Javier Aparicio Maydeu
CRÍTICA: “Que el invierno le bendiga, señor Auster” por Carlos Boyero
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