Ésta es la primera y más famosa novela de Jean-Paul Sartre (1905-1980). En La náusea (1938) se anticipan los temas y los problemas que su autor desarrollará en su obra posterior. Texto impar, valioso por su unicidad y por su importancia dentro de la novela contemporánea, esta obra que presentamos acrecienta con los años su interés y descubre las muchas riquezas de la observación humana, de la reflexión filosófica, de la realización literaria que le han valido permanencia tan indiscutida.
Jean Paul Sartre nació en París. Estudió en la Escuela Normal de dicha ciudad y fue profesor de filosofía primero en Le Havre y luego en el Lycée Condorcet de la capital francesa. Durante la Segunda Guerra Mundial publicó su libro capital para la filosofía contemporánea El ser y la nada. “La filosofía se les presenta a algunos como un medio homogéneo: los pensamientos nacen y mueren en ellos, los sistemas se edifican para después hundirse. Para otros es cierta actitud que siempre tenemos la libertad de adoptar. Para otros, en fin, un sector determinado de la cultura. Para nosotros, la Filosofía no es; la consideremos de una manera o de otra, esta sombra de la ciencia, esta eminencia gris de la humanidad no es más que una abstracción hipostasiada…” (Crítica de la razón dialéctica I). Sus comienzos literarios tuvieron lugar en La Nouvelle Revue Française. Publicó allí en 1937, además de varios ensayos críticos, sus primeras novelas cortas que luego formarían el tomo titulado El muro. Tanto en estos relatos como en la novela que siguió titulada La náusea, se notaba la presencia incuestionable de algo cínico, turbador, poderoso. La crudeza mostrada en su obra era de carácter diverso: más sutil y especiosa, como ejemplo de una visión del mundo muy elaborada y meditada. “La calle, el deslumbramiento de las ventanas, el sol sobre los caserones planos y sin tejado, de renegridos ladrillos. Delante de cada puerta, escalones de piedra blanca; una bruma del calor por el lado de East River. La ciudad tenía un aspecto encogido. No había la menor sombra; en ninguna calle del mundo cabía sentirse tan fuera de casa. Las torres al rojo blanco parecían meterse por los ojos…” ( La muerte en el alma ). Estrenó varias obras de teatro que atrajeron las más vivas curiosidades y apasionantes polémicas, contribuyendo a llevar al gran público las ideas existencialistas, sustancia de tales obras. Sobrevenida la liberación, la actividad de Sartre se multiplica: lanza los dos primeros volúmenes de una serie novelesca que constará de cuatro y que se titula Los caminos de la libertad; estrena nuevas obras dramáticas y dirige la revista mensual Les Temps Modernes.
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