SINOPSIS:
La producción cuentística de Ribeyro transmite los anhelos, arrebatos y angustias de sus personajes a través de una prosa limpia y un estilo alejado de artificios, ofreciendo uno de los más grandes ejemplos de la narrativa breve en el mundo occidental. La palabra del mudo se encarga de dar voz a aquellos personajes que en la vida cotidiana están privados de ella: los marginados, los olvidados, los condenados a una existencia soterrada. Todo ello tiene cabida en este centenar de relatos donde cada frase es absolutamente imprescindible.
Su narrativa breve ha sido reunida en La palabra del mudo (1973), La juventud en la otra ribera (1983) y en Cuentos completos (1994). También ha publicado las novelas Crónica de San Gabriel (1960), Los geniecillos dominicales (1965) y Cambio de guardia (1976); una recopilación de ensayos y artículos literarios, La caza sutil (1975); los textos aforísticos Dichos de Luder (1989); sus diarios, La tentación del fracaso (1992-1995; Seix Barral, 2003); y las piezas teatrales recogidas en Teatro (1975) y Atusparia (1981).
La producción cuentística de Ribeyro transmite los anhelos, arrebatos y angustias de sus personajes a través de una prosa limpia y un estilo alejado de artificios, ofreciendo uno de los más grandes ejemplos de la narrativa breve en el mundo occidental. La palabra del mudo se encarga de dar voz a aquellos personajes que en la vida cotidiana están privados de ella: los marginados, los olvidados, los condenados a una existencia soterrada. Todo ello tiene cabida en este centenar de relatos donde cada frase es absolutamente imprescindible.
Julio Ramón Ribeyro estudió Letras y Derecho en la Universidad Católica de Lima. En 1960 emigró a París, donde trabajó como periodista en France Presse y, posteriormente, como consejero cultural y embajador ante la UNESCO. Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas y ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1983, el Nacional de Cultura en 1993, ambos en Perú, y el Juan Rulfo en 1994. Dueño de una obra que toca una inmensa gama de registros, su producción cuentística es una de las más fecundas y significativas del siglo XX. Entre sus colecciones de relatos figuran Los gallinazos sin plumas (1954), Cuentos de circunstancias (1958), Las botellas y los hombres (1964), Tres historias sublevantes (1964), Los cautivos (1972), El próximo mes me nivelo (1972), Silvio en El Rosedal (1977), Sólo para fumadores (1987) y Relatos santacrucinos (1992).
Su narrativa breve ha sido reunida en La palabra del mudo (1973), La juventud en la otra ribera (1983) y en Cuentos completos (1994). También ha publicado las novelas Crónica de San Gabriel (1960), Los geniecillos dominicales (1965) y Cambio de guardia (1976); una recopilación de ensayos y artículos literarios, La caza sutil (1975); los textos aforísticos Dichos de Luder (1989); sus diarios, La tentación del fracaso (1992-1995; Seix Barral, 2003); y las piezas teatrales recogidas en Teatro (1975) y Atusparia (1981).
Fuente: Seix Barral
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