Habitación de hotel No cama del todo, no del todo banco. Papel pintado: un amarillo torvo. Un par de sillas. Un espejo bizqueante. Entramos, mi sombra y yo. Con vibrante sonido abrimos la ventana; se desliza hasta el suelo el reflejo de la luz. Es la noche sin aliento. Lejanos perros con variados ladridos fracturan el silencio. Inmóvil, me quedo junto a la ventana, y en la negra vasija del firmamento como gota dorada de miel refulge la pulposa luna. -— Sebastopol, 1919 Vladimir Nabokov© Al atardecer Junto al mismo banco, al atardecer, como en los días de mi juventud, Sabéis bien cómo, al atardecer, con un abejorro y una nube de vivos colores, En el banco del asiento medio podrido, en lo alto sobre el río encarnado, Como entonces, en aquellos días lejanos, sonríe y aparta el rostro, Si a las almas de los muertos hace tiempo les es a veces dado regresar. -— Berlín, 1935 Vladimir Nabokov© En el paraíso Más allá de la distante muerte, alma mía, veo tu imagen así: un naturalista provincial,